El terrorismo lejos de ser un fenómeno reciente lleva más de 200 años golpeando con una violencia inusitada a infinidad de países en los cinco continentes . Investigando un poco por la red, pude comprobar como desde el siglo XIX ya se cometían actos de terrorismo. Muchos de los primeros atentados terroristas fueron obra de las milicias estadounidenses, de los fenianos (nacionalistas irlandeses) y de los anarquistas franceses. En el siglo XX las acciones armadas y sabotajes han sido tantos que si me pongo a enumerarlos no acabaría nunca, pero si tenéis curiosidad aquí podéis ver una
lista a nivel mundial con más de 200 atentados. En nuestro siglo actual, algunas organizaciones armadas o bandas terroristas, han depuesto las armas o han cesado casi definitivamente la lucha armada. Sirva como ejemplo el fin del IRA o de ETA, y el más que probable fin de las FARC. Sin embargo surgen nuevas amenazas como es el caso del terrorismo islámico, que aunque lleva atentando desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, parece que es en estos momentos es cuando se ha vuelto más letal y sanguinario.
Uno de los últimos libros que he leído este año,
La lista, trata sobre un terrorista islámico que difunde a través de Internet sermones en los que llama a atentar contra occidente. A raíz de leer esta novela, pensé en elaborar una lista con una cuantas novelas en las que el terrorismo fuera el eje principal de la trama. La selección de novelas es la siguiente:
La lista, de de Frederick Forsyth.
En el norte de Virginia se encuentra la sede de la TOSA, una unidad gubernamental de actividades de soporte para operaciones técnicas. Bajo este nombre tan poco preciso se esconde su verdadera y única misión: identificar, localizar y destruir a quienes representan una amenaza para Estados Unidos. Los nombres de todos ellos se apuntan en una lista aprobada por el presidente y conocida como: la lista de los asesinables. Esta organización existe. La lista, también. Un día se añade un nombre nuevo: el Predicador. Nadie conoce quién se oculta tras el apelativo. Solo se sabe que es el responsable de diecisiete asesinatos y que utiliza internet para radicalizar a jóvenes islámicos y que sigan así sus instrucciones de asesinar. Pero acaba de cometer un gran error: su última víctima es un general jubilado de los marines y el padre del Rastreador, miembro destacado de la TOSA. Con un dominio perfecto del árabe, el Rastreador lleva seis años dedicado a eliminar a los altos mandos de Al Qaeda.
El hombre del salto, de Don Delillo.
Keith Neudecker emerge de una nube de humo y, cubierto de cenizas y cristales rotos, deambula confuso por las calles de Manhattan hasta llegar a la casa de su ex mujer y su hijo. Es el 11 de septiembre de 2001. El mundo ha cambiado para siempre. El hombre del salto es una novela que sobrecoge, hipnotiza. Don DeLillo cuenta cómo la devastación afecta las vidas de una pequeño grupo de personas entre los que se encuentra la familia de Keith, pero también abre una ventana a la paradójica normalidad con que uno de los terroristas, Hammad, se prepara para el martirio.
La hora azul, de Alonso Cueto.
El doctor Adrián Ormache es un próspero abogado de Lima. Tiene un buen sueldo, un trabajo estable y una familia encantadora. Su infancia también ha transcurrido sin problemas. Adrián apenas ha visto a su padre, de cuyas hazañas como oficial de la marina ha oído hablar. Tras su fallecimiento, descubre que su padre estuvo a cargo de un cuartel durante la guerra de Sendero Luminoso. Gracias a ex subordinados suyos, se entera de que ordenaba las sesiones de tortura y mandaba violar y ejecutar a las prisioneras. Pero en una ocasión su padre le perdonó la vida a una de ellas, que luego se escapó del cuartel. A pesar de las advertencias y amenazas, Adrián se propone conocerla. Este libro está basado en una historia real y los datos que se ofrecen de la guerra civil de Sendero Luminoso están rigurosamente documentados.
Lituma en los andes, de Mario Vargas Llosa.
En un campamento minero de las montañas de Perú, el cabo Lituma y su adjunto Tomás viven bajo la constante amenaza de los guerrilleros maoístas de Sendero Luminoso, y debatiéndose con misterios sin aclarar, como ciertas desapariciones inexplicables. Está también la historia íntima de estos personajes, sobre todo la de un antiguo amor de Tomás.
Lectura insólita de El Capital, de Raúl Guerra Garrido.
Situada en el ficticio pueblo de Eibain, la acción gira en torno al secuestro de un industrial y empresario vasco, Lizarraga, durante una prolongada huelga que mantienen los obreros de su factoría. Éste, en su aislamiento, mata las horas sumergiéndose en la lectura del único libro que le han dejado sus captores, una edición abreviada de El Capital de Karl Marx, y reflexiona sobre su pasado y sobre la inseguridad que su situación de amenaza y prisión le provoca. En capítulos alternos, alguien investiga la vida de Lizarraga. De los testimonios de los que le han conocido –amigos, enemigos, familiares y obreros– resulta el retrato de un hombre cuyas cualidades se ven ensombrecidas por los abusos y un paternalismo dictatorial.
El corrector, de Ricardo Menéndez Salmón.
El jueves 11 de marzo de 2004 la vida de España cambió sin remedio. Esta novela narra cómo vivió aquella terrible jornada y cómo la reconstruyó más tarde un corrector, alguien que, obligado a enmendar los errores ajenos, se tropezó aquel día con una errata imborrable escrita sobre el libro de la realidad. Concebido como el testimonio de un ciudadano corriente, pero sobre todo como una confesión a los seres que amamos, El corrector es un homenaje a quienes nos permiten mantener la cordura en tiempos oscuros y una emocionante novela acerca del poder de las distintas formas del amor -la amistad, la paternidad, la sexualidad- como recinto contra las inclemencias de la vida y contra las mentiras del poder. De este modo, si La ofensa indagaba en la Segunda Guerra Mundial como escenario de la historia leída e interpretada y Derrumbe se interrogaba a propósito de nuestros miedos a través de la historia presentida o imaginada, El corrector se acerca sin rodeos, desde el implacable yo del narrador, a la historia vivida y protagonizada en primera persona, culminando una serie del mal en nuestro tiempo que ha convertido a su autor, Ricardo Menéndez Salmón, en un nombre indiscutible dentro de la mejor narrativa contemporánea española. La novela está protagonizada por una familia joven de hoy, de cualquier ciudad, y se inserta en un contexto que ya forma parte del imaginario colectivo.
El caso Moro, de Leonardo Sciascia.
En marzo de 1978, las Brigadas Rojas secuestraron al político democristiano Aldo Moro y, en mayo de ese mismo año, lo asesinaron. Leonardo Sciascia, por entonces diputado del Partido Radical, participó en la comisión parlamentaria que investigó los hechos, y, en agosto de 1978, «en caliente» escribió El caso Moro. Mientras que políticos y periodistas afirmaban, cobardemente, que las cartas escritas por Moro desde el cautiverio eran obra de un loco o fruto de la coacción, Sciascia las interpretó con rigor y perspicacia. A partir de unas palabras de su amigo Pasolini, para quien Moro era el «menos implicado» de los políticos italianos, Sciascia aborda la lectura de las cartas tomando como guía el relato borgiano Pierre Menard, autor del «Quijote» y, a imitación de Auguste Dupin, el investigador creado por Poe, trata de identificarse con los protagonistas: Moro y las Brigadas. Al hilo de las cartas, reconstruye una trama de pensamientos y hechos que es, hasta el momento, lo que mejor permite comprender ese terrible episodio de la historia italiana
Los Fantasmas de Belfast, Stuart Neville.
Gerry Fegan, antiguo pistolero del IRA, pasó doce años en la cárcel por sus crímenes. Ahora, cuando la paz y la prosperidad se han establecido en Irlanda del Norte, Gerry es un borracho que intenta ahogar en whisky la visión de las doce personas a las que asesinó en su momento. Hasta que, una noche, uno de los espectros le propone un pacto terrible: ellos lo dejarán en paz si Gerry se encarga de ajustar sus cuentas pendientes en el mundo de los vivos. Como resultado, el político republicano Michael McKenna acaba con una bala en la cabeza. Gerry se había prometido no volver a matar. Pero eliminar a sus viejos compañeros de armas parece ser el único camino para que los fantasmas lo dejen por fin tranquilo. Desgraciadamente, el Gobierno británico no ve con buenos ojos que la sangre vuelva a correr por tierras norirlandesas. Y el agente secreto David Campbell será el encargado de emprender una caza del hombre que de paso le permita saldar ciertas cuentas pendientes.
Trinidad, de León Uris.
Desde la Gran Hambre de 1840 hasta el Levantamiento de la Pascua de 1916, tres familias —los Larkin de Donegal, los Hubble, condes de Foyle, y los MacLeod de Belfast— forman, a lo largo de cuatro generaciones, la TRINIDAD que Leon Uris utiliza como símbolo del pasado, del presente y también del futuro de Irlanda. Protestantes y católicos, terratenientes y «gentes de ciudad» son, en la verde Erin, como agua y aceite: nadie, hasta ahora, ha podido mezclarlos, y quizá nadie podrá lograrlo nunca. Una bella tierra y unas gentes orgullosas están desangrándose a las puertas de Europa, y la tragedia dura desde hace ya siglos.
Underground, de Haruki Murakami.
Una estremecedora crónica de la fragilidad de la sociedad actual. Pese a las intenciones de quienes lo perpetraron, el ataque con gas sarín que se produjo en el metro de Tokio en marzo de 1995 sólo se cobró once vidas. Sin embargo, miles de personas resultaron heridas y muchas otras sufrieron sus consecuencias y secuelas. El novelista Haruki Murakami entrevista a las víctimas, a los que vivieron y sufrieron en propia piel el atentado, para establecer con precisión qué ocurrió ese día en las distintas líneas de metro afectadas. También para desentrañar la verdadera historia que se ocultaba bajo un acto terrorista que convirtió una anodina mañana de lunes en una tragedia nacional. Pero, sobre todo, para contestar a una pregunta primordial: ¿por qué? ¿Por qué la violencia terrorista, o cualquier violencia? ¿Y por qué en ese momento y lugar concretos? Como contrapunto, Murakami nos ofrece los testimonios de los miembros de la secta que participaron en aquel ataque y sus posibles motivos.